Gemba es un término japonés que se traduce como “el verdadero lugar”, o “el lugar donde suceden las cosas”. Este término lo escuché tres veces en mi vida.
La primera vez fue allá lejos y hace tiempo cuando auditaba empresas, que tuve la oportunidad de auditar la planta de Toyota en Zárate, Buenos Aires. En ese entonces auditaba el cumplimiento de normativa ambiental y de seguridad e higiene y me comentaron sobre sus Gemba walks. Me parecieron super interesantes. Ir a donde las cosas suceden, hacerse preguntas, ver cómo mejorar, qué cambiar, avanzar, siempre desde el respeto. Aprendí varios términos japoneses que ellos usaban diariamente en la planta, pero ahí quedó, no le di mucha entidad.
La segunda vez que escuché Gemba fue en una clase de yoga on line desde mi casa, a las semanas de que se cerrara el país por Covid (en Argentina estuvimos encerrados 5 meses, literal). En esta oportunidad, le di otra relevancia. Me pasó, por un lado, que me gustó la palabra, como palabra, así como suena: Gemba. ¿Les pasa que hay palabras que simplemente les gustan? También me pasa eso con Cacheuta.
Esta vez me llegó más porque la profe de yoga propuso que creemos nuestro espacio, que las clases sean ese gemba para cada uno de los yogis. Que sea el lugar en donde crecemos, en donde ponemos valor a nuestra vida. Tan necesario siempre, y más en ese momento de encierro. Esa vez, anoté la palabra en mi cuaderno, en ese en el que anoto cosas que por alguna razón simplemente me llegan.
La última vez que la escuché, fue el año pasado, cuando recien llegada a Estados Unidos, sin permiso para trabajar, y en pleno proceso de ordenar mi mente, cuerpo y alma a este nuevo lugar, mi amiga hermana me compartió un taller de meditación y astrología intuitiva que empezaba al día siguiente, y, sin dudar, me anoté.”22 días con Mercurio”, se llamaba la propuesta y fueron veintidós días seguidos en los que meditamos a la misma hora y escribimos, teniendo en cuenta el tema propuesto por la astróloga guía. Uno de esos días apareció Gemba, de nuevo. Y ese día, la guía nos regaló estas preguntas como disparadoras para la escritura: ¿Qué soy si no soy? ¿Cuál es mi misión en esta vida? ¿Qué es realmente fluir? ¿Cuál es mi deseo primario?
El coaching y gemba me enseñaron la importancia de hacernos preguntas y que nos las hagan, de indagar, de conocernos, de entender qué pensamos respecto de alguna situación porque eso afecta directamente cómo nos sentimos y cómo actuamos. ¿Qué dice nuestra mente y que dice nuestro cuerpo?
Para mí, generar esos espacios de preguntas a nosotros mismos, es generar nuestro gemba. Un espacio de aprendizaje y crecimiento propio, el espacio en donde nos damos valor, en donde nos permitimos iniciar la transformación, innovar e innovarse, evolucionar.